Real Unión de Criadores de Toros de Lidia

¿Qué culpa tiene el toro? – Artículo del Catedrático de Producción Animal, D. Antonio Purroy

ARTICULO DE D. ANTONIO PURROY, Catedrático de Produccion Animal, E.T.S. de Ingenieros Agrónomos; Universidad Publica de Navarra

Una nueva votación en el Parlamento Europeo, en el pasado mes de noviembre, sobre la concesión o no de las ayudas PAC a los ganaderos de animales de la raza de Lidia es otra aberración antitaurina de gran calado. Y no es la primera vez que esto ocurre y tampoco será la última Y cada vez son más los parlamentarios partidarios de la prohibición. ¿Qué ocurrirá cuando sean mayoría? ¿Puede el Parlamento Europeo legislar arbitrariamente sobre unas explotaciones ganaderas legalmente constituidas para impedirles recibir unas ayudas que les corresponden al igual que al resto de los ganaderos? ¿Qué culpa tiene el toro de lidia? ¿Qué culpan tienen los ganaderos de bravo? Si algunas explotaciones cumplen con los requisitos medioambientales de la UE, esas son las de animales de la raza de Lidia.

 Comportamiento

La cría del ganado bravo es muy parecida a la del vacuno en extensivo para la producción de carne, se diferencian en el manejo de los animales –mucho más complejo y peligroso en el bravo debido a su fuerte carácter- y en el objetivo fundamental de producción. Mientras en el vacuno manso es para la producción de carne, en el bravo es para la producción de comportamiento en forma de bravura, con todos sus matices y variantes; la producción de carne se convierte en un objetivo secundario, se considera a la carne como un subproducto.

La producción de comportamiento es una actividad ganadera plenamente reconocida en la disciplina de Producción Animal, como en su día fue, por ejemplo, la producción de tiro animal. Es precisamente este comportamiento tan peculiar el que molesta a los antitaurinos, pues saben que es el responsable de que existan toros de lidia y festejos taurinos. Con vacas lecheras o añojos cebados de razas productoras de carne (Rubia Gallega, Pirenaica, Retinta…) no se pueden celebrar festejos taurinos. Muerto el perro se acabó la rabia.

Hay voces –muy poco autorizadas, por cierto- que dicen que se pueden criar toros de lidia sin ayudas comunitarias. Además del bofetón moral que supondría para los ganaderos la supresión de las ayudas, éstas son absolutamente necesarias en los tiempos que corren. En un trabajo que realizamos hace ocho años sobre la rentabilidad de las ganaderías de bravo, justo antes de que la crisis se adueñara de este país, obtuvimos que las ayudas PAC suponían el 23% de los ingresos totales de las explotaciones que, ya de por sí, eran deficitarias. Es muy posible que hoy esta cifra sea mayor, porque han descendido considerablemente los ingresos por la venta de animales. Sólo un número pequeño de ganaderías puede sobrevivir de la venta de sus animales, son las que venden los animales a un precio elevado como consecuencia de su elevada demanda por su buen nombre conseguido generación tras generación, o porque están atravesando un buen momento y las demandan las figuras o, en el menor de los casos, porque las piden los aficionados. Los ganaderos que reciben del orden de 4.000-5.000 euros por un toro cuatreño están en situación de conseguir beneficios con su ganadería. Una vez más la marca de un producto, que en este caso es la genética, es lo que hará que se venda a un precio o a otro. Sólo las ganaderías que van a las grandes ferias (Madrid, Bilbao, Pamplona…) reciben estos valores, la mayoría, por tanto, arrojan pérdidas en su cuenta de explotación. ¿Qué hacen el resto? Diversificar su actividad agraria o poseer otras fuentes de financiación.

 Europa no nos quiere

Los tres países europeos que poseen ganaderías de lidia, España, Portugal y Francia, se encuentran en la cuenca mediterránea y es conocido el menor peso de la Europa del sur frente a la del norte en el seno de la UE, con el agravante de que los países del norte tienen una mayor tradición ecologista y animalista, con unos lobbys muy bien organizados. Organización y defensa común es lo que le falta a la cultura mediterránea, porque ¡la Tauromaquia es cultura!

España y Portugal, además, poseen un ecosistema silvo-pastoral, la dehesa, de un gran valor medioambiental. Es en este espacio natural donde fundamentalmente se cría el toro bravo, a menudo compartido con otras especies ganaderas domésticas (vacuno de carne, porcino ibérico, ovino…) y siempre acompañado de flora y fauna silvestres. Es muy acertada la denominación del toro bravo como el “guardián de la dehesa”, al menos en las aproximadamente 400.000 has. que ocupan las ganaderías españolas y portuguesas. Solo por esto los ganaderos de bravo deberían tener un plus por encima de las ayudas PAC comunitarias.

Los antitaurinos de pacotilla, los mal llamados ecologistas y animalistas, manejan dos argumentos como si de un disco rayado se tratara: que los ganaderos de bravo son unos señoritos ricos y que el toro de lidia se podría mantener sin festejos taurinos. Los más avezados van un poco más lejos y dicen que se pueden criar animales de la raza de Lidia únicamente para los festejos populares, aquellos en los que no existe muerte del animal. Se olvidan por supuesto, de que puede morir el hombre, pero esto no parece importarles.

El primer argumento ha quedado desmontado al hablar del precio actual de los toros. El segundo cae por su propio peso, ¿Qué ganadero va a criar sus toros si no existe el mercado al que van dirigidos? Y en cuanto al tercer argumento, aunque es verdad que existe un número importante de ganaderías que únicamente crían sus animales para festejos populares de capeas y encierros en las calles de los pueblos, existen otros festejos de mayor importancia que necesitan toros de ganaderías prestigiosas, como los encierros más renombrados (Pamplona, San Sebastián de los Reyes…) o incluso toros en las calles (bous al carrer, toros ensogados…).

No existe otra solución que la unión de España, Portugal y Francia para defender al ganado bravo. Una vez más la ignorancia y el odio de los antitaurinos por la tauromaquia, campan a sus anchas. La labor de proselitismo en los grupos parlamentarios europeos y en los de los respectivos países –en nuestro caso, incluidos los parlamentos autonómicos- es cada vez más necesaria. La lucha va ser dura, no hay que rendirse.